Tenía que manifestar algún día que me siento totalmente defraudado como argentino de que el nuevo "representante de Dios" sea de la misma nacionalidad que yo. Seguramente habrá miles de argentinos que esten orgullosos y excitados por la idea, a mi me da vergüenza, ojalá la tierra donde nací y que quiero tanto no tuviera esta clase de inclinaciones.
Sin entrar a juzgarlo como persona (no sé demasiado sobre el tal JM Bergoglio) ni si es bueno o malo (y al final... ¿quién decide tal cosa?), simplemente espero que cumpla mi deseo de llevar a la iglesia católica a la ruina y a su total desmantelación. Aprovecho para desear que pase lo mismo con el resto de instituciones religiosas que existen a lo largo y ancho del mundo. Es mucho pedir, pero pedir es gratis.
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